Por Stephen Elliott, Hola America
Una combinación de humildad y orgullo viene a la mente al hablar y observar las fotografías de José Murillo, residente de Davenport desde hace mucho tiempo y fotógrafo profesional.
En una reciente tarde de invierno, Murillo me recibió en su casa de Vine Street, en Davenport, Iowa. La calle de ladrillo de enfrente es larga y empinada, una colina que ese día tenía sus problemas con la nieve y el hielo. Me abre la puerta del porche y, con una sonrisa y un gesto de bienvenida, me invita a entrar en su casa.
Al entrar en la casa de Murillo, uno gira a la izquierda y una pequeña habitación está cubierta de imágenes. Las paredes están repletas de fotografías. Eventos y personas son capturados permanentemente por un momento en el tiempo – bodas, bautizos, reuniones familiares, eventos deportivos.
“Siéntate, siéntate”, me dice Murillo, de 74 años, mientras se sienta frente a mí.
No puedo evitar mirar las fotos, por tanta gente sonriendo desde donde quiera que estuvieran en ese momento, y por lo que estaban haciendo. Además, hay álbumes de fotos de Murillo con famosos atletas y celebridades, como el campeón mundial de boxeo Michael Nunn, Mr. T, el famoso corredor de Davenport y de los San Francisco 49ers Roger Craig, y el ex campeón de los pesos pesados James “Buster” Douglas.
También hay políticos, como el ex presidente Barack Obama y el senador por Vermont Bernie Sanders. En su habitación cuelgan de la pared pases de prensa, muchos, de acontecimientos deportivos pasados y presentes, como el combate Michael Nunn-Lonnie Horn, o el Bix 7, por citar sólo algunos.
El difunto Antwun Echols, ex aspirante mundial de peso medio de Davenport, reside en las paredes de Murillo, fotos del prometedor peso medio de joven en el ring, una foto firmada por Echols a Murillo. Murillo entabló una relación con Echols, al igual que con Alvino Peña, leyenda del boxeo de los Quad-Cities y entrenador.
Murillo es un tipo de su comunidad, y da la sensación de que en cualquier barrio en el que se encuentre se sentiria como en casa. Parte del atractivo de sus fotos es la sensación de la identidad de esa persona, esa sensación de comunidad a veces, que se muestra en los rostros de sus retratados.
“Con mis fotos, decidí que podía ayudar a esta gente y hacer mejores fotos por menos dinero, mucho menos dinero”, dice. “Esa fue una de las cosas que me impulsó a ser fotógrafo”.
Resulta que el boxeo es una de sus principales formas de expresión.
Es una cara conocida en los clubes de boxeo y los espectáculos de peleas, tanto amateurs como profesionales, de los Quad-Cities. Antes de eso, trabajó durante años haciendo fotos para Chicago Boxing Magazine, trabajando en los espectáculos de lucha de Chicago.
“Esto es lo que hago”, dice Murillo. “Me gusta hacerlo. Tengo 74 años y puedo ir al ring de aquí para allá, tomando fotos, porque, es algo que en tu corazón te gusta hacer.”
Su carrera de 35 años como fotógrafo
Murillo se jubiló hace unos 14 años tras el cierre de Black Hawk Foundry & Machining Co. en Davenport, donde trabajó durante 33 años.
Su verdadera vocación durante la mayor parte de su vida adulta ha sido el arte, su ojo para la cámara. Originario de la Ciudad de México, se mudó a Estados Unidos en 1969.
Su mujer, Luz, está cocinando en la cocina esta tarde invernal mientras él habla de su pasión por la fotografía. Han criado a tres hijos, y ahora tienen nietos y bisnietos. Conoció a su mujer cuando estaba en Texas recogiendo tomates a principios de los años setenta. Volvieron a Iowa, Murillo fue al Muscatine Community College, donde se certificó en soldadura, y empezó a trabajar en la fundición.
Antes de venir a América, trabajó para un periódico en México tomando fotos cuando era adolescente, pero nunca tuvo cámara propia. El mismo año que llegó a Estados Unidos y a Iowa City, visitó a una prima en Chicago. La visita sirvió para mantener vivo su interés por la cámara cuando le cambió a su prima una pequeña televisión por una cámara Ricoh de 35 mm.
“Le dije: ‘Te cambio mi televisor por esa cámara”, recuerda Murillo. “Y, a mi prima, le gustó la tele y a mí la cámara”.
Siguió trabajando con sus cámaras mientras formaba una familia con su mujer. Estaba el trabajo en la fábrica que pagaba las facturas y llevaba comida a la mesa, y luego, estaban las fotografías.
“Cuando trabajaba en la fundición, empecé a comprar parte de mi equipo fotográfico porque sabía que cuando me jubilara, hacer fotografías iba a ser mi segundo trabajo”, dice. “Y, empecé a hacer fotografía aquí y allá”.
Murillo ha hecho muchas de sus fotos gratis, retratando a muchos jóvenes púgiles aficionados durante sus espectáculos de boxeo, y regalándoles después las fotografías de sus combates.
Los asistentes a las próximas peleas de boxeo profesional en los Quad-Cities, el sábado 10 de febrero en el RiverCenter de Davenport, podrán ver una cara familiar junto al ring, un hombre con sus cámaras, un artista creando su propio lienzo desde el ring de boxeo.
24 años colaborando con Hola America
Murillo ha colaborado con el periódico Hola America desde el comienzo en el 2000.
“Me da mucho orgullo el formar parte del equipo de Hola America por casi 24 años. Estimo mucho a Tar y Erika Macias y a todos los lectores que todos estos años han apreciado mis fotografías” nos compartió Murillo.
Tar Macias, el director de Hola America, nos hablo sobre el legado que José Murillo ha creado.
“Una cosa que nadie puede negar es la pasión y compromiso que Don Murillo a demostrado por 35 años con la comunidad del boxeo y el fútbol local. Y formando parte de los momentos especiales de cada familia capturando, no solo imágenes, sino bonitos recuerdos”
Murillo reflexiona ahora sobre su propia carrera, y dice que hacer fotos es similar a la vida.
“Intento hacerlo bien”, dice Murillo. “Eso es lo más importante. Que lo intentes. Mucha gente no lo hace. Sólo así puedes mejorar”.
Murillo dice que aún tiene ganas de intentarlo, y de alcanzar esa fotografía que siempre le da la satisfacción de lo que deseaba.
“Tomas una foto porque te encanta hacerlo”, dice. “Y, cuando amas hacerlo, te sale del corazón. No hay nada comparable a eso”.