
Por Hannah Meisel, Capitol News Illinois
Juez reprende al ex presidente de la Cámara por mentir “deliberadamente” durante el juicio
Chicago, IL — Durante años, el tiempo que Michael Madigan pasó en Springfield ha servido para ilustrar su enorme influencia en el gobierno y la política del estado. Su carrera política abarcó 50 años en la Asamblea General, 23 años al frente del Partido Demócrata de Illinois y 36 años como presidente de la Cámara, la gestión más prolongada de cualquier líder legislativo estatal o federal en la historia del país.
Pero el viernes, un nuevo elemento se sumó al legado del ex legislador, cuando el juez federal John Blakey lo sentenció a 90 meses —es decir, 7 años y medio— en una prisión federal.
La sentencia, que también contempla tres años de libertad condicional tras cumplir la pena y una multa de 2.5 millones de dólares, se dictó tras el veredicto dividido de un jurado en febrero. Después de dos semanas intensas de deliberaciones, los jurados lo hallaron culpable de 10 de los 23 cargos de corrupción, incluidos soborno, lo absolvieron de siete y no alcanzaron consenso en otros seis.
Cuando la audiencia del viernes por la tarde superaba las tres horas, Madigan aceptó la invitación del juez Blakey para hacer una declaración ante el tribunal. Luego de beber agua, colocarse los lentes y sonarse la nariz mientras se acercaba al estrado, el ex legislador habló durante menos de dos minutos, leyendo un texto preparado.
“Lamento sinceramente haber hecho pasar por esto a la gente del estado de Illinois”, comenzó, señalando que “hice todo lo posible” por servir al estado. “No soy perfecto”.
Más tarde, al explicar cómo evaluaba la insistencia de Madigan en su inocencia, Blakey repitió sus palabras.
“El acusado dice que lamenta haber hecho pasar esto a la gente de Illinois”, dijo el juez. “Supongo que eso es lo más cerca que estaremos del remordimiento”.
Blakey se tomó su tiempo para reflexionar en voz alta sobre lo que llamó “la historia de dos Mike Madigans diferentes”, describiendo al ex líder como “un servidor público dedicado” y “una persona buena y decente”.
“No tenía ninguna razón para cometer estos delitos”, afirmó el juez. “Pero eligió hacerlo”.
El juez expresó una indignación particular por la actuación de Madigan en el estrado en enero, luego de que este tomara la sorprendente decisión de testificar en su propia defensa. Al coincidir con la fiscalía en que la sentencia debía tomar en cuenta el perjurio cometido, Blakey citó varios ejemplos donde las declaraciones del acusado contradecían las pruebas, testimonios jurados de otros o incluso sus propias palabras.
“El testimonio del acusado estuvo plagado de obstrucción a la justicia y fue difícil de presenciar”, dijo Blakey. “Para decirlo claramente: fue un espectáculo nauseabundo… Usted mintió, señor. Mintió. Y no tenía necesidad de hacerlo”.
Madigan, descrito por muchos testigos durante el juicio de cuatro meses como una persona difícil de leer —y quien intentó justificar su carácter reservado apelando a motivos familiares mientras testificaba—, se mostró estoico mientras se dictaba la sentencia.
Después de conversar con su abogado, abrazó y besó a sus hijas adultas, sentadas en la primera fila de la sala. Minutos más tarde, él, sus abogados y familiares salieron rápidamente del tribunal federal Dirksen, seguidos por cámaras.
Fiel a su estilo, el ex presidente de la Cámara no ofreció declaraciones a la prensa, aunque esbozó una leve sonrisa antes de abordar el ascensor que lo llevaría al vestíbulo. Al otro lado de la calle, un hombre le gritó: “¿Te vas a la cárcel, amigo?”

Madigan fue citado a presentarse en una prisión federal, aún no determinada, el 13 de octubre.
Los abogados de Madigan informaron al tribunal que solicitarán libertad bajo fianza mientras se resuelve la apelación, lo que le permitiría permanecer en libertad mientras se toma una decisión.
La fiscalía había solicitado una pena de 12 años y medio de prisión y una multa de 1.5 millones de dólares, mientras que la defensa pidió cinco años de libertad condicional, comenzando con arresto domiciliario. Tras escuchar los argumentos a inicios de la semana, Blakey calculó que, según las directrices federales de sentencia y otros factores, la condena podría haber alcanzado los 105 años, aunque el juez no estaba obligado a seguir esa recomendación.
“No soy blanco de nada”
Una de las últimas veces que Madigan —conocido por evitar a los medios— respondió preguntas de periodistas fue en el otoño de 2019, antes de que la pandemia de COVID-19 le ofreciera aún mayor aislamiento del exterior y de quienes no pertenecían a su círculo íntimo de asesores.
Durante los meses anteriores, casi cada semana se conocían nuevos detalles sobre una investigación federal por corrupción, incluidos registros del FBI a las casas de aliados cercanos a Madigan. La intriga aumentó aún más tras la acusación formal y las redadas del FBI a dos senadores estatales demócratas, así como el arresto de un miembro del liderazgo demócrata de la Cámara acusado de sobornar a otro senador del mismo partido, quien colaboraba con las autoridades federales.
Aunque su nombre apareció en citaciones relacionadas con algunas de esas órdenes de registro, Madigan afirmó con firmeza que no era el objetivo de ninguna investigación federal.
“No, no soy blanco de nada”, declaró a un grupo de reporteros en un pasillo abarrotado y ruidoso del Capitolio estatal en Springfield, a fines de octubre de 2019.

Sin embargo, menos de un año después, se demostraría que Madigan estaba equivocado, cuando los fiscales presentaron los primeros de una serie de cargos contundentes que alegaban que el veterano legislador se había beneficiado de un esquema de sobornos durante varios años por parte de la empresa eléctrica Commonwealth Edison. Según los fiscales, ejecutivos de ComEd accedieron a contratar a aliados de Madigan —algunos con contratos en los que no trabajaban— para facilitar la aprobación de legislación clave y rentable que la empresa impulsaba en Springfield.
En ese expediente de julio de 2020, el estatus de Madigan como objetivo de la amplia investigación federal por corrupción quedó claro con un nuevo alias: “Funcionario Público A”.
No obstante, no fue hasta marzo de 2022 —más de un año después de que Madigan renunciara a sus principales cargos públicos, presionado desde dentro de las estructuras de poder demócratas que él mismo había construido durante décadas— cuando fue finalmente acusado formalmente.
Entre los 22 cargos originales —que luego aumentaron a 23— destacaba el de crimen organizado. Los fiscales acusaron a Madigan de utilizar sus cargos como presidente de la Cámara, líder del Partido Demócrata estatal y socio en su firma de abogados especializada en bienes raíces como una “empresa criminal” destinada a conservar y ampliar su poder político, mientras beneficiaba económicamente a sus allegados.
La acusación retomaba hechos que ya se habían hecho públicos en julio de 2020 y meses después, cuando cuatro exejecutivos y cabilderos de ComEd fueron acusados de orquestar el esquema de sobornos dirigido a Madigan.
Pero también reveló que el exconcejal de Chicago Danny Solis había grabado en secreto al legislador mientras cooperaba con el FBI, y que Madigan presuntamente accedió a respaldar su nombramiento en una lucrativa junta estatal a cambio de que le presentara desarrolladores inmobiliarios que podrían convertirse en clientes de su firma legal.

Un cargo adicional presentado más adelante en 2022 alegó un acuerdo tácito de soborno entre Madigan y la empresa de telecomunicaciones AT&T Illinois, similar al caso de ComEd pero de menor escala: consistía en un contrato sin funciones reales otorgado poco antes de que se aprobara una legislación promovida por AT&T en Springfield.
El jurado emite un veredicto dividido
Durante su testimonio, Madigan insistió en que desconocía que los 1.3 millones de dólares que sus aliados recibieron mediante contratos con ComEd correspondían a trabajos ficticios. Él y sus abogados argumentaron que eran simplemente recomendaciones laborales, algo que, aseguraron, formaba parte de sus responsabilidades como presidente de la Cámara.
Los defensores, junto con algunos testigos de la fiscalía, sostuvieron que la legislación respaldada por ComEd fue aprobada tras años de cabildeo estratégico y costoso, no como resultado de los contratos otorgados a aliados del legislador.
Sin embargo, tras escuchar a numerosos testigos —entre ellos un ejecutivo de ComEd convertido en informante del FBI y uno de los contratistas implicados—, así como la presentación de videos grabados en secreto y llamadas intervenidas, el jurado se convenció respecto a la mayoría de los cargos vinculados con ComEd. Madigan fue hallado culpable de siete de esos cargos, incluidos cuatro por soborno y conspiración, aunque fue absuelto de dos relacionados con el intento de nombrar a un aliado en la junta directiva de la empresa.
Los llamados “Cuatro de ComEd” fueron declarados culpables en su propio juicio en 2023 y se espera que sean sentenciados este verano. Entre ellos se encuentra el exlobbista de Springfield Mike McClain, amigo cercano de Madigan y coacusado en el juicio más reciente. Sin embargo, tras unas 65 horas de deliberación durante dos semanas desde finales de enero, el jurado no logró llegar a un veredicto en los seis cargos que involucraban a Madigan y McClain, incluida la principal acusación de crimen organizado.

El jurado también se dividió respecto al único cargo que acusaba a Madigan de participar en el presunto esquema de soborno con AT&T, lo que llevó al juez Blakey a declarar juicio nulo en ese punto.
Fue la segunda vez en cinco meses que un caso de supuesto soborno entre AT&T y Madigan terminó con un jurado dividido; semanas antes del juicio de Madigan, el proceso contra el expresidente de AT&T Illinois, Paul La Schiazza, también concluyó en juicio nulo respecto a los cinco cargos presentados en su contra. Su nuevo juicio está programado para enero de 2026.
Los cargos relacionados con Solis concluyeron con una combinación de condenas, absoluciones y veredictos inconclusos. Aunque Madigan fue declarado culpable de fraude electrónico y violaciones a la Ley de Viajes por el supuesto plan para ayudar a Solis a conseguir un nombramiento estatal, fue absuelto del cargo de soborno relacionado con ese mismo esquema. Según se expuso en el juicio, Madigan nunca llegó a recomendar oficialmente a Solis al entonces gobernador electo JB Pritzker.
El exlegislador también fue absuelto de intento de extorsión y de tres cargos más vinculados a un desarrollador inmobiliario al que Solis debía presentarle. En su rol como presidente de la poderosa Comisión de Zonificación del Concejo Municipal de Chicago, los fiscales alegaron que Solis insinuó —con la aparente aprobación tácita de Madigan— que la aprobación de un cambio de zonificación dependería de que el desarrollador contratara la firma legal de Madigan.
Siguiendo las indicaciones del FBI, Solis le dijo a Madigan, antes de la reunión de julio de 2017, que el desarrollador “sabía cómo funcionaba esto, ya sabes, el quid pro quo”, insinuando que la empresa entendía que no obtendría las aprobaciones necesarias sin contratar la firma del legislador, aunque esto no era cierto.
Semanas después, Madigan reprendió a Solis antes del encuentro con el desarrollador y le dijo: “No deberías hablar así”.

Los fiscales argumentaron que Madigan intentaba disuadir a Solis de hablar tan abiertamente sobre su presunto acuerdo de soborno. Pero en el estrado, el exlegislador dijo que el uso del término “quid pro quo” por parte de Solis le causó “gran sorpresa y preocupación”, al punto de sentir la necesidad de confrontarlo en persona.
Durante el tenso contrainterrogatorio, el fiscal principal intentó cuestionar la explicación de Madigan sobre ese momento clave, pero el exlegislador afirmó que Solis pareció darse cuenta de que “había cometido un error grave” y que él consideraba que el asunto estaba resuelto porque “no iba a vincular una solicitud de presentación con ninguna otra cosa”.
El jurado también se estancó en otros cuatro cargos relacionados con soborno, fraude electrónico y violaciones a la Ley de Viajes, vinculados a un plan para transferir un terreno estatal en el barrio de Chinatown de Chicago al gobierno de la ciudad, con el fin de desarrollarlo como un complejo habitacional de uso mixto.
Los fiscales alegaron que Madigan tenía la intención de que su firma representara al desarrollador de Chinatown, según se desprende de insinuaciones captadas en grabaciones secretas realizadas por Solis. Sin embargo, un exsocio de Madigan y el testimonio de dos exasesores jurídicos de alto nivel de la oficina del presidente de la Cámara indicaron que la firma contaba con estrictas políticas de conflicto de interés que habrían impedido que el desarrollador se convirtiera en cliente.
Factores considerados en la sentencia
En los cuatro meses posteriores al veredicto —un periodo casi tan largo como el juicio en sí— Madigan cumplió 83 años, un factor atenuante que su defensa destacó en un escrito presentado a finales del mes pasado, en el que solicitaban cinco años de libertad condicional, incluyendo uno con arresto domiciliario.
En otro documento presentado la semana pasada, los abogados de Madigan criticaron la postura de la fiscalía, acusándola de actuar de mala fe al proponer que las ganancias obtenidas por los accionistas de ComEd se consideraran al calcular la sentencia.
“El gobierno busca condenar a un hombre de 83 años a morir tras las rejas por delitos que no le generaron ni un solo centavo”, escribieron los abogados defensores. “Quieren que Mike Madigan pase sus últimos años en una celda, pese a que durante décadas fue un escudo para los consumidores frente a los abusos de ComEd.”
El factor más destacado, sin embargo, fue su rol como cuidador de su esposa, Shirley, quien padece “una grave enfermedad pulmonar”, según una carta presentada el mes pasado ante el tribunal por su hija, la exfiscal general de Illinois, Lisa Madigan.
En lugar de una carta, Shirley Madigan grabó un video en el que solicita clemencia antes de la audiencia de sentencia de su esposo. En el video, con guantes de látex morados y una mascarilla médica colgando del cuello, Shirley elogió a su esposo como padre y abuelo, y explicó que él ha sido su cuidador desde el inicio de la pandemia de COVID-19.

“Realmente no existo sin él”, dijo a cámara, mientras en pantalla se veía a Madigan ayudándola a levantarse de un sofá. “No sé qué haría sin Michael. Probablemente tendría que buscar dónde vivir y alguien que me cuidara.”
El exlegislador y sus abogados reiteraron el pedido de Shirley durante la audiencia del viernes. Su abogado, Dan Collins, dijo al juez Blakey que, para Madigan, “la misericordia es justicia”, y el propio Madigan pidió al juez: “Déjeme cuidar de Shirley y pasar mis últimos días con mi familia”.
Blakey reconoció que la edad de Madigan era un factor a considerar, aunque añadió que los argumentos de que “cualquier sentencia” para una persona mayor equivale a cadena perpetua “no son particularmente útiles”.
El juez también señaló que consideró cuidadosamente las casi 250 cartas de apoyo presentadas a favor de Madigan, y que otorgó “un peso significativo” al respaldo de su familia y entorno cercano.
Incluso se mostró conmovido al hablar del papel de Madigan como esposo, padre y abuelo.
“Más allá de sus crímenes —y sí, hizo cosas mal—, pero en lo que respecta a su familia… eso lo hizo bien”, dijo Blakey, repitiendo palabras que Madigan le había dicho a Solis en una reunión grabada en secreto en 2018.
Además de familiares, líderes religiosos, votantes de larga data y 40 exempleados, también enviaron cartas a su favor importantes líderes sindicales y más de 30 exfuncionarios electos, incluidos varios republicanos como el exgobernador Jim Edgar. La defensa también incluyó un artículo de opinión firmado por el exgobernador republicano Jim Thompson antes de su fallecimiento en 2020.
Otros remitentes notables incluyeron a la exsenadora federal Carol Moseley Braun, al exjuez de la Corte Suprema de Illinois Tom Kilbride, a los reconocidos donantes demócratas Michael Sacks y Fred Eychaner, y al propietario de los Chicago Bulls y los White Sox, Jerry Reinsdorf. Aunque varios exaliados demócratas de Madigan escribieron al juez Blakey, pocos siguen actualmente en funciones. Entre los que aún ocupan cargos están los representantes estatales Marcus Evans y Curtis Tarver, ambos de Chicago, así como el auditor general Frank Mautino.
Al determinar las pautas de la sentencia, Blakey coincidió con la fiscalía en que el valor de los sobornos recibidos por ComEd debía calcularse con base en el testimonio del ejecutivo Scott Vogt, quien señaló que la continuidad del “método de tarifa por fórmula”, contenido en la primera ley promovida por ComEd como parte del esquema de sobornos, generó un aumento de 400 millones de dólares en el valor para los accionistas.
El juez también aceptó agravantes adicionales por haber organizado el esquema de sobornos y por haber mentido bajo juramento durante su testimonio.
Blakey citó varios ejemplos en los que Madigan incurrió en perjurio durante los cuatro días que declaró, incluyendo su intento de “minimizar falsamente la estrecha y constante relación que tenía con McClain”.
“Otros testigos describieron una relación única y cercana que se extendió durante décadas”, dijo Blakey. “En resumen, las pruebas demostraron que McClain era uno de los operadores más cercanos y confiables de Madigan, no simplemente uno más, como él declaró falsamente.”
Aun así, la decisión del juez de aplicar agravantes por perjurio y otros factores fue en gran medida simbólica, ya que ambas partes ya habían acordado una pena muy inferior al cálculo técnico que sugería hasta 105 años de prisión.
Las sentencias impuestas a otros políticos condenados por corrupción en Illinois han variado ampliamente a lo largo del tiempo.
El año pasado, un juez federal condenó al concejal Ed Burke, con 50 años en el cargo y considerado un equivalente de Madigan en el Concejo Municipal de Chicago, a dos años de prisión por soborno. Su caso también involucró la cooperación de Solis con el FBI, quien presentó potenciales clientes a la firma legal de Burke. La jueza señaló que la gran cantidad de cartas de apoyo recibidas fue un factor atenuante clave al momento de dictar sentencia.
En el otro extremo, el exgobernador Rod Blagojevich fue condenado a 14 años de prisión tras ser hallado culpable en 2011 de intentar vender el escaño del Senado de EE. UU. que quedaría vacante con la elección de Barack Obama como presidente en 2008. El presidente Donald Trump conmutó su sentencia en 2020 y, en febrero de este año, lo indultó por completo, apenas dos días antes de la condena de Madigan.
El historial de corrupción en Illinois
Durante la audiencia de sentencia del viernes se mencionó en varias ocasiones la larga lista de políticos de Illinois condenados por corrupción en el último siglo, aunque Blagojevich fue el único citado por su nombre.
Blakey hizo referencia al caso del exgobernador para explicar su facultad de aumentar la condena de Madigan por un acto de soborno que nunca llegó a concretarse. En el caso de Blagojevich, “nadie resultó dispuesto o capaz de pagar el soborno que el acusado exigía”, dijo el juez en relación con la presunta venta del escaño en el Senado. En el caso de Madigan, el exlegislador nunca recomendó formalmente a Solis para un puesto en una junta estatal, pero ambos discutieron sobre cargos que pagaban hasta 93,000 dólares anuales.
Pero la fiscal federal adjunta Sarah Streicker fue más allá de citar un precedente legal al mencionar a Blagojevich durante sus argumentos de sentencia, al establecer una comparación directa —y profundamente desfavorable— entre el exgobernador y Madigan. Durante los seis años que Blagojevich ocupó el cargo, él y Madigan estuvieron en constante conflicto.
Streicker citó al fallecido juez federal James Zagel al momento de sentenciar a Blagojevich en 2011: “Cuando es el gobernador quien actúa mal, el tejido de Illinois se desgarra, se deforma y no se repara fácilmente”, dijo Zagel. “Usted causó ese daño.”
La fiscal argumentó que los delitos de Madigan podrían haber causado un daño aún mayor, debido a su prolongada permanencia en los “más altos niveles de poder” dentro del gobierno estatal.
“¿Gobernadores? Iban y venían a lo largo de los años”, dijo Streicker. “¿Pero Madigan? Él se mantuvo. Su poder y su presencia fueron constantes. Tuvo todas las oportunidades para establecer un estándar de integridad en el gobierno de este estado. En cambio, encajó perfectamente en el molde de otro líder corrupto en Illinois.”

Si bien Blakey señaló que la disuasión fue un factor en su decisión sobre la condena de Madigan, también dejó claro que el exlegislador “solo puede ser sentenciado por sus propios delitos, no por los de otros.”
“No se puede sentenciar a un problema social, y no tiene sentido intentarlo”, dijo el juez. “El acusado es responsable por su propia corrupción pública, no por la corrupción en el estado de Illinois.”
Blakey también respondió a los argumentos del abogado Collins, quien pidió que la sentencia no se basara en el “mito” de Madigan —que incluía la narrativa de los fiscales sobre su presunta codicia—, sino en “la realidad de Mike”, alguien que “ha llevado una vida modesta” y “cuida de su esposa”.
El juez aseguró a Collins que no se dejaba llevar por el mito de Madigan como “El Martillo de Terciopelo” o “El Mago de Springfield”, apodos antiguos del exlíder legislativo y una referencia a un letrero que solía estar sobre el escritorio de su jefe de gabinete de muchos años, quien también cumple una condena por cargos relacionados con su antiguo jefe.
“Trabajar en la fábrica legislativa de Springfield es un deporte de contacto total, y la gente dice mentiras sobre ti todo el tiempo”, comentó Blakey, asegurando que no estaba tomando en cuenta “todas esas tonterías”.
En Springfield, el nombre de Madigan todavía se menciona durante los debates en la Cámara de Representantes de Illinois. Sin embargo, en los últimos cuatro años y medio desde su renuncia, ha habido una renovación considerable en el cuerpo legislativo que lideró durante casi cuatro décadas, desde 1983 hasta 2021, salvo por un único periodo. La estrategia republicana de vincular a los demócratas de Illinois con Madigan —una herramienta política habitual— también ha perdido fuerza desde su salida de la vida pública.
En uno de los últimos días de la sesión legislativa de primavera del mes pasado, incluso un veterano crítico republicano de Madigan elogió al exlíder mientras criticaba al actual presidente de la Cámara, Emanuel “Chris” Welch, por su manejo de los proyectos legislativos de gran envergadura.
Sin embargo, el fiscal federal Anthony Boutros consideró la condena de Madigan como una victoria en la lucha contra la corrupción en Springfield.
“La corrupción en los niveles más altos de la legislatura estatal daña profundamente el tejido de un organismo de gobierno esencial”, afirmó en un comunicado emitido el viernes por la noche.
Boutros reconoció al exfiscal federal adjunto Amarjeet Bhachu por liderar la extensa investigación y el proceso penal contra Madigan y otros miembros de su círculo cercano, lo cual “permitió que el caso llegara ante un jurado y dejara claro que la conducta criminal del ex presidente de la Cámara fue inaceptable.”
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