Por Macey Spensley, CultureALL
Los pasillos de la Academia Bergman se arremolinaban como un mar de telas ondulantes y colores llamativos. Bailarinas folclóricas mexicanas flotaban y giraban entre los niños, desplegando sus largas y anchas faldas. Las danzantes habían invitado a los alumnos a unirse a ellas en su actuación, compartiendo con ellos vestidos y tocados de pelo tradicionales mexicanos. Los niños bailaron con gran dramatismo, levantando los dobladillos de sus faldas y estirando los brazos para dejar que los pliegues de sus vestidos cayeran en cascada y giraran alrededor de sus cuerpos.
El grupo folclórico Sones de Mi Tierra se presentó para la Academia Bergman en el marco del festival anual llamado El Festival, que celebra las artes y la cultura latinoamericanas. La cantante del grupo, Lily, estaba de pie con un micrófono en una esquina mientras la música folclórica tradicional mexicana sonaba por toda la sala.
“¡Viva México!”, cantaba.
“¡Viva!”, le respondieron los niños.
Sones de Mi Tierra vino a la Academia Bergman para compartir lo que se siente al bailar folclórico. Los niños no fueron los únicos que experimentaron la magia de esta actuación.
Alejandra, una conserje de la Academia Bergman, subió las escaleras para encontrar la fuente de la música y la risa. Una sonrisa se dibujó en su rostro al ver la escena. Cuando terminó la actuación y los alumnos pasaron a la siguiente actividad, se le saltaron las lágrimas. Abrazó a los bailarines como si fueran familiares, aunque era la primera vez que se veían.
“La semana pasada visité a mi familia en California y bailamos así”, dijo Alejandra. “Me mudé de México a Iowa hace 23 años, y me encanta ver mi otro hogar representado aquí”.
Compartir los sonidos de su tierra
Cuando Irma Escobedo Sandoval decidió fundar un grupo de baile folclórico hace seis años, buscaba más oportunidades para compartir la rica textura de la cultura mexicana.
“Queremos enseñar a la gente la belleza de México”, dice Irma a través de un traductor. “Queremos mostrar al mundo que allí no sólo ocurren cosas malas”.
Irma Escobedo, junto con las integrantes del grupo Rosa Juárez, Irma Domingues y Elsa Reyes, interpreta Folklórico, un estilo de danza tradicional de México, donde nacieron cada una de las integrantes. El estilo folclórico varía según los estados y regiones de México, pero casi siempre incluye vestidos brillantes y llamativos, música alegre y una celebración de la cultura mexicana.
La belleza de la actuación folclórica captó la atención de los alumnos de la Academia Bergman desde el momento en que sonó la primera nota. Los niños correteaban por el pasillo, sonriendo y riendo, observando atentamente a los bailarines e imitando cada uno de sus movimientos con juvenil precisión. La barrera lingüística existente no impidió que los alumnos y los bailarines se comunicaran, sino que hablaron a través del ritmo.
El nombre del grupo, Sones de Mi Tierra son Los sonidos -y las tradiciones, vestimentas y movimientos- de México que varían de un estado a otro para crear una atmósfera rica y vibrante de arte y celebración.
Sones de Mi Tierra refleja esa vitalidad tanto en sus actuaciones como en sus orígenes. Cada miembro procede de una región diferente de México: Irma Domingues es de Guadalajara, Rosa de Michoacán, Elsa de Oaxaca y Lily e Irma Escobedo son de Zacatecas.
Sea cual sea el estilo del folclórico, los bailes utilizan movimientos grandes y enérgicos y vestidos de colores llamativos. Las bailarinas utilizan sus faldas para hechizar al espectador, levantando y girando la tela al ritmo de la música. A menudo compran sus vestidos directamente en México.
“Tengo uno de Jalisco que pesa casi 18 kilos”, dice Irma Escobedo.
Cada elemento del vestuario de las bailarinas altera la experiencia de la actuación, desde las flores de sus tocados hasta las suelas de sus zapatos. De hecho, la danza folclórica utiliza un zapato especial con clavos en la suela para añadir efectos sonoros.
“Bailar sobre cemento puede resultar muy resbaladizo”, explica Elsa. “También tenemos que tener cuidado con ciertos pisos. No queremos rayarlos”.

El amor por la cultura no conoce edad
Irma Escobedo sacó una foto de sus nietas en su celular. Dos preciosas niñas, de no más de diez años, estaban a su lado con vestidos folclóricos que hacían juego. Hacía poco que habían empezado a aprender a bailar con su abuela.
“Soy más feliz cuando bailo con ellas”, dice Escobedo con una sonrisa. “Bailan de maravilla. Nos encanta enseñar nuestra cultura a los más jóvenes”.
El baile folclórico es una de las formas favoritas de celebración en México para todas las edades. El baile ofrece a las familias la oportunidad de conectar a través de generaciones y disfrutar de la comodidad de su patrimonio, al igual que Alejandra, la conserje de la Academia Bergman, había hecho recientemente.
Para Sones de Mi Tierra, bailar no sólo les da la oportunidad de enseñar a otros su historia cultural, sino que también les permite una salida artística que les da voz y representatividad.
“Puede que seamos un grupo de mujeres mayores, pero nos apasiona bailar”, afirma Escobedo. “Queremos que todo el mundo sepa que nunca es demasiado tarde para empezar algo nuevo”.
Para las señoras de Sones de Mi Tierra, empezar algo nuevo les ha dado un espacio de relajación y paz. El grupo de baile comenzó como una oportunidad para compartir su cultura y se ha convertido en un espacio de refugio.
“Buscamos un lugar seguro para practicar, como una cancha o un gimnasio. No tiene que ser lujoso, sólo un lugar cómodo”, dice Irma. “No queremos que el grupo se acabe por no encontrar un lugar para practicar, sobre todo con el clima cambiante de Iowa. Bailar es relajante, sobre todo cuando nos sentimos estresados o deprimidos. Podemos reunirnos y celebrar la belleza de nuestra cultura y simplemente divertirnos”.
Sones de Mi Tierra se presentará en el World Food and Music Festival el sábado 26 de agosto a las 12 p. m. en Western Gateway Park en el centro de Des Moines, IA.
CultureALL cree que compartir la riqueza cultural de nuestra comunidad con los demás elevará nuestra sociedad y la calidad de vida de todos.