Por Alejandro Murguia-Ortiz
“¡Eliminen a ICE!” coreaban los manifestantes de “Black Lives Matter” de Des Moines mientras marchaban hacia la Cárcel del Condado de Hardin, la cárcel del condado de Iowa que concentra el mayor número de inmigrantes detenidos por el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) en el estado. “¡Ellos también son personas! ¡Libérenlos de sus jaulas!” gritaron.
“¿Es la inmigración un asunto de Black Lives Matter?”, se preguntarán algunos. Por supuesto que lo es. El movimiento de Black Lives Matter es posiblemente el movimiento más interseccional de la historia moderna. Uno que centra el movimiento de liberación en torno a las vidas más vulnerables.
Proteger las vidas de los afroamericanos significa hacer todo lo posible para proteger las vidas de los transexuales afroamericanos. De la misma manera, proteger nuestras comunidades migrantes significa hacer todo lo posible para proteger a los inmigrantes y refugiados de origen africano y a los indígenas. Al proteger las vidas más vulnerables, protegemos todas las vidas.
Esto significa que las personas no afroamericanas de color que no enfrentan la amenaza de deportación, como yo, deben marchar junto a BLM. Deberíamos estar hombro a hombro con estos activistas exigiendo que eliminemos estos sistemas opresivos y violentos que se usan para encarcelarnos y separar a nuestras familias.
Exigir que liberemos a todos los niños en jaulas y reclamar justicia para nuestros amigos y familiares indocumentados significa desafiar la violencia y el racismo de la policía y de las instituciones. Nos necesitamos unos a otros… puedo decirles por mi experiencia que cuando tenemos el coraje de desafiar estos poderes, nos encontramos con aún más violencia.
El lunes 22 de junio fui arrestado en Des Moines por solidarizarme con la comunidad afroamericana en una protesta pacífica. La policía utilizó técnicas ilícitas para silenciarnos (kettling). Nos pidieron retirarnos pero nos bloquearon en todas las direcciones para no poder salir. A muchos de nosotros nos golpearon con escudos, nos tiraron al suelo y nos rociaron con gas pimienta. ¿Por qué? Por exigir la restitución del derecho al voto a decenas de miles de estadounidenses que han cumplido su condena. Una semana después, la policía de Des Moines usó fotos y medios sociales para rastrear y arrestar a los organizadores de la BLM. Seguirán usando estas tácticas agresivas e ilegales para reprimir nuestros movimientos, sobre todo si no trabajamos juntos.
Debemos protegernos mutuamente. Necesitamos gente. Necesitamos solidaridad.
El mayor temor de los opresores de nuestra nación es un movimiento impulsado por la verdadera interseccionalidad y solidaridad. Uno que trabaje para desmantelar los sistemas que criminalizan la supervivencia y la raza. Uno que aborde la opresión cultural que se ha arraigado en nuestra vida cotidiana.
Es por eso que el Presidente, nuestra Gobernadora y la policía temen el movimiento Black Lives Matter. Estos organizadores son interseccionales, estratégicos y eficaces.
Durante el último mes he tenido el honor de apoyar el trabajo de Black Lives Matter de Des Moines. También he estado siguiendo el trabajo de los activistas africoamericanos y abolicionistas en todo el país. Lo que he visto es un verdadero liderazgo con una visión de sociedad justa para todos. He aprendido mucho de estos líderes y ahora entiendo que como activista de los derechos de los inmigrantes y refugiados, estar ahí para proteger las vidas de los africoamericanos es parte de mi responsabilidad y sólo ayudará a fortalecer mi trabajo para apoyar a las familias.
La policía armada y militarizada no nos protege. Los policías no impiden que alguien entre en tu casa, los llamas después de que tu casa fue irrumpida y luego hacen poco para encontrar al perpetrador. No detienen los tiroteos en masa, sino las protestas no violentas. Los policías están demasiado ocupados arrestando a alguien por pequeñas cantidades de marihuana e intimidando a los africoamericanos e indígenas en vez de estar realmente protegiendo y sirviendo.
En Iowa, el ICE y la policía trabajan juntos… tenemos que hacer lo mismo. Tenemos la capacidad de construir una infraestructura que sea verdaderamente justa y que sea dirigida por la comunidad. Ahora más que nunca podemos empezar a construir el apoyo de la comunidad y empezar a conseguir los recursos que realmente nos ayuden. Podemos asignar fondos a nuestras escuelas, a los profesionales de la salud mental, a equipos de respuesta comunitaria desarmados y capacitados. Podemos construir relaciones entre nosotros y proporcionar refugio a aquellos que son injustamente perseguidos.
Si podemos estar ahí para nuestros vecinos hoy, ellos estarán ahí para nosotros mañana.