Por Annie Patricia Woods
Cómo latinx de piel clara, les hablaré a los que se parecen a mí. Gente blanca, ocupense de los suyos, personas de color sin descendencia Africana, en general, busca a los que se parecen a ti y tengan esta conversación.
Crecí en un país muy condicionado racialmente en el que literalmente necesitamos recordarnos que “todos tenemos el negro detrás de la oreja” Porque hemos hecho todo lo posible por aclarar, alisar, sacar lo africano de nuestra cultura.
Mi padre, quien sería considerado Afro-Latino en los Estados Unidos, se ofenderá si le llaman “moreno” o “mulato.” Mi madre, que tiene la piel más clara que yo, es considerada la “salvadora” de la raza de mi familia paterna. Mi licencia de conducir dominicana dice que soy blanca.
No entendía el colorismo hasta que me mudé a los EE.UU… Y aquí estoy, descubriendo que crecí siendo privilegiada, y por si fuera poco, con prejuicios raciales. La esclavitud no es un hecho histórico exclusivo de los EE.UU. No existe NINGÚN país latinoamericano que no tenga la sangre de africanos corriendo por sus ríos; despertemos de una maldita vez, y analicemos nuestra posición con respecto a la raza.
Si andas por esta tierra como un latinx y te consideras “ciego al color” o “no racista”, mi propuesta es que lo reconozcas… Eres racista, yo soy racista, no es algo que hayamos elegido, es algo que hemos aprendido, y lo podemos desaprender porque estar “despierto” no es una moda.
Aquí hay algunas posturas positivas que puedes tomar ahora y siempre:
Revisa tu actitud ante el color de la piel. Se trata de la autoconciencia y la atención a tus pensamientos y sentimientos en torno a las personas en función de su tono de piel. Hemos crecido esforzándonos por la “blancura” para mejorar la raza, nos alisamos el pelo y aprendimos a no exponernos al sol. Cuando te encuentres frente a una persona de piel oscura, observa tus pensamientos y tu instinto, y luego haz lo contrario de esa estupidez.
No digas la palabra con N: En español o en inglés… Esto fue difícil para mí, así que sé lo que puedes estar pensando, “Es una palabra de cariño”. Por favor, escoge otra, usa la palabra con N (porque es un color) en español cuando te refieras a un coche o a un par de zapatos, no a una persona, puedes referirte a alguien de muchas otras maneras, emplea todo tu vocabulario… No seas flojo.
Pregúntale a la gente afro-latina sobre su experiencia: Te sorprenderá saber que no creen que ser ” ciego al color” sea un favor o una virtud, y si eres lo bastante valiente para preguntárselo, puede que descubras que lo que TU has estado haciendo es racista. (Este fue un brusco despertar para mí, pero fue necesario)
Por favor, no compares tu experiencia como Latinx blancos con la de tu amigos Afro-Latinx: He sido culpable de esto muchas veces… Termina con esa mierda, habla desde tu propia experiencia, todos hemos experimentado la discriminación; será diferente según tu tono de piel, y el nombre en tu licencia de conducir. AFRONTA TU PRIVILEGIO.
Por favor, no compares tu experiencia como Latinx blancos con la de la gente de descendencia Africana en países predominantemente blancos: La esclavitud y su término fueron muy diferentes alrededor del mundo. Nuestra historia racial es diferente, honra esas diferencias y muestra curiosidad por ello. Solía generalizar mucho y decir que el tono de piel de mi padre era un pase libre para pertenecer a una comunidad que ya ha sufrido bastante y no necesita mi estrecha mentalidad.
Deja que los afro-americanos y los afro-latinos lideren la conversación: Calla y siéntate.
Apoya a las organizaciones y a las personas que hacen el trabajo duro día a día, aquí hay algunos enlaces de estos días que puedes usar para hacer la diferencia:
* Minnesota Freedom Fund: https://minnesotafreedomfund.org/donate
*Minnesota ACLU: https://aclu-mn.org/en/donate
*George Floyd’s family gofundme : https://gofundme.com/f/georgefloyd
Si realmente quieres educarte sobre tu propio privilegio como un Latinx de piel clara, empecemos a analizar tu relación con la blancura y tu posición en la escala de razas.
Recomiendo una colección de ensayos, “Mi tiempo entre los blancos”, de Jennine Capó.